Algo hay en el humor patrio que al público le encanta. Habitualmente, las cintas españolas inician su andadura en los cines con la difícil labor de convencer a un público más que exigente. Algo que no ocurre con la comedia, el género mimado de nuestro país. Lo cierto es que, cuando ponemos risas de por medio, el público patrio responde de una forma bastante sorprendente. De hecho, estamos acostumbrados a ver como cintas de dudosa calidad son capaces de hacer saltar por los aires las taquillas.
Así las cosas, se antoja imprescindible dedicarle unas líneas a Campeones. Merecidas son, ya que cuando una comedia muestra semejante nivel, de rigor es avisar. Y, si las comedias malas lo petan, esta joyita ya merece suerte a raudales.
Marco, un entrenador profesional de baloncesto, se encuentra un día, en medio de una crisis personal, entrenando a un equipo compuesto por personas con discapacidad intelectual. Lo que comienza como un problema se acaba convirtiendo en una lección de vida. Así se presenta la nueva cinta de ese extraño genio llamado Javier Fesser. Pese a que hablamos del tipo que se llevó el Goya por el dramón de Camino, lo cierto es que el humor siempre ha sido la gran seña de identidad de este fenómeno.
Director de El milagro de P. Tinto o de Mortadelo y Filemón, Javier Fesser se embarca en una nueva comedia en compañía de esa fuerza de la naturaleza llamada Javier Gutiérrez. Humor negro y políticamente incorrecto se mezclan en una historia emotiva y hermosa. Un ejercicio cinematográfico de esos que llegan al corazón.