Ya sabemos que este titular suena muy loco, pero lo cierto es que la cosa quedó cerca de hacerse realidad. Hace casi dos décadas, Peter Jackson arrancaba con su ambicioso proyecto de desarrollar una trilogía de películas de El Señor de los Anillos. Los ambiciosos planes del director pasaban por adaptar una de las obras literarias más emblemáticas de la historia, por lo que su intención era la de satisfacer a todos los fans.
Con el tiempo, ha quedado claro que el trabajo de Jackson fue sensacional. 17 Oscars, el aplauso de la crítica y el amor eterno del público son buena prueba de ello. Sin embargo, el libro Anything You Can Imagine: Peter Jackson & The Making of Middle-Earth, de Ian Nathan, explica que las cosas no siempre fueron fáciles a la hora de desarrollar el proyecto.
En un principio, Peter Jackson y su equipo iban a trabajar con Miramax. La compañía de Harvey Weinstein era la encargada de desarrollar el proyecto, pero las diferencias entre Jackson y el productor eran más que importantes. “O haces una película de dos horas o no haces nada. Te quedas fuera y ya tengo a Quentin listo para dirigirla”. Así de contundente era el mensaje de Harvey Winstein a Peter Jackson en el que le amenazaba con apartarle del proyecto y poner a Quentin Tarantino al frente.
Después de un mensaje que el propio Peter Jackson ha confirmado como real, el director decidía irse con su proyecto a otra parte. Así, de la mano de New Line, El Señor de los Anillos lograba lucir en todo su esplendor. Afortunado final para un proyecto que pudo acabar realmente mal.