En el universo cinematográfico de Marvel hacen casi todo bien. No se puede negar que Kevin Feige y compañía son unos auténticos fenómenos. Sin embargo, el tema de los villanos siempre se les ha resistido un poco. A excepción del glorioso Loki, parece que siempre se quedan al borde de la orilla de cara a construir a grandes antagonistas. Cierto es que no tienen la impresionante nómina de villanos de DC, pero material les sobra para conseguir algo mejor.
Así las cosas, llegaba el turno de Thanos. Uno de los villanos más poderosos y temidos de las viñetas de Marvel llevaba años situado al fondo de todo, como una oscura presencia cuya sombra iba creciendo. Pequeñas apariciones y un sinfín de alusiones para un villano que, con Vengadores: Infinity War se encontraba con su prueba de fuego.
Es cierto que no resulta sencillo lucir demasiado bien cuando un personaje es tan digital, pero la realidad es que Thanos no decepciona. El filme de los hermanos Russo nos ha mostrado a un tipo con múltiples aristas y de lo más ambiguo en muchos detalles. Poderoso y peligroso, pero también imprevisible. El trabajo de Josh Brolin resulta más que llamativo, convirtiendo a Thanos en una de las grandes virtudes de la película.
Ahora, el problema es gestionar la paciencia hasta la llegada del segundo asalto contra el temible villano. Dentro de un año será el momento de volver a batirse el cobre con Thanos.