Menudas vueltas da la vida. Hace tres décadas, escuchar el nombre de George Lucas era como oír hablar de dios. El creador de Star Wars era considerado como un visionario y gozaba de un respeto desmedido. No es para menos, ya que lo que Lucas imaginó supuso un antes y un después en la historia del cine.
Así las cosas y pasados unos añitos, el director decidía volver a visitar esa galaxia tan lejana con una segunda trilogía que lograba enfrentar a todos los fans. Cierto es que había defensores, pero los detractores de las nuevas cintas se multiplicaban con Jar Jar, Anakin Skywalker, Hayden Christensen y unos cuantos patinazos más. La mística de George Lucas quedaba difuminada y su reputación, menoscabada.
A día de hoy, George Lucas está fuera de juego. Tras vender Lucasfilm, Disney se aseguró de que no tuviese voz ni voto en futuras películas. La compañía del ratón no quería nada que pudiese recordar a la segunda trilogía intergaláctica. Sin embargo, parece justo empezar a decir que el mayor problema que tuvo el regreso de Star Wars fueron las expectativas de todos. A ello se unió que el regreso se producía con La Amenaza Fantasma, probablemente la peor de todas las películas. Y ya sabemos lo que se dice de las primeras impresiones…
Sea como fuere, El ataque de los clones es una de esas cintas merecedoras de una buena reivindicación y La venganza de los Sith es realmente memorable. Puede que no sean El Imperio Contraataca, pero ya es hora de quitarle el estigma de la segunda trilogía a nuestro queridísimo George Lucas.