Son los que marcan el ritmo en la pequeña pantalla. Netflix lleva ya unos añitos poniendo patas arriba el mercado del entretenimiento. La plataforma de streaming ha demostrado una visión superior a la de cualquiera. Buenas ideas, buenos productos y, como no, unas cantidades de dinero bestiales son la clave para que Netflix se marque un fenómeno televisivo tras otro.
Stranger things, Altered Carbon, House of Cards… Muchas son las series en las que la compañía se ha dejado una pasta. De hecho, a la vista del resultado, cualquiera pensaría que ficciones tan poderosas en lo visual o con repartos tan impresionantes como las mencionadas marcarían el récord de gasto. Nada más lejos de la realidad, ya que la serie más cara jamás facturada por Netflix es The Crown.
La friolera de 130 millones de dólares por temporada es lo que la compañía se deja para llevarnos al interior del palacio de Buckingham y al número 10 de Downing Street. Una barbaridad de dinero, similar a la invertida por la HBO en cada temporada de Juego de Tronos y que da como resultado una de las mejores series de los últimos años.