El adolescente Clay Jensen (Dylan Minnette) vuelve un día a casa después del colegio y encuentra una misteriosa caja con su nombre. Dentro descubre una cinta grabada por Hannah Baker (Katherine Langford), una compañera de clase por la que sentía algo especial y que se suicidó tan solo dos semanas atrás. En la cinta, Hannah cuenta que hay trece razones por las que ha decidido quitarse la vida. ¿Será Clay una de ellas? Si lo escucha, tendrá oportunidad de conocer cada motivo de su lista.
Cierto es que la primera temporada de Por 13 razones no era la octava maravilla del mundo, pero no se puede negar que esa premisa y la acertada ejecución convertían a la serie en una de las propuestas televisivas más atractivas del pasado año. La ficción de Netflix se convertía en un curioso fenómeno, entre otras cosas porque parecía ofrecernos una historia con principio, desarrollo y fin. El problema es que no parecía sensato dejar pasar la oportunidad de exprimir más la cosa ante el brutal éxito.
A lo largo de estás últimas semanas hemos ido descubriendo que su forzada segunda temporada quedaba a años luz de la primera tanda de episodios. La serie ha perdido la mayor parte de su pegada. Ya no funciona ni la mitad de bien. Por eso, tras conocer que Netflix ha dado luz verde a una tercera temporada, lo cierto es que no podemos más que pensar que el proyecto es de lo más imprescindible. Por 13 razones ya no da para más.