Por encima de todas las cosas, La vida es bella es un canto a la vida. El amor en todas sus expresiones, junto a todas las vertientes del ser humano se muestran en esta cinta con la maestría de un hombre que dirige, protagoniza y emociona como nadie: Roberto Benigni. La fábula que el carismático italiano se saca de la manga se hacía en el año 1997 con tres Premios de la Academia (Director, Actor y Banda Sonora) y con los corazones de todos los cinéfilos del mundo.
El amor entre Guido y Dora es de esos capaces de vencer cualquier cosa, pero la felicidad en estos tiempos es efímera. Con la llegada de la Guerra, Guido es trasladado a un campo de concentración junto a su esposa y a su hijo. Comenzará entonces la magnífica lucha del hombre para hacer creer a su pequeño que todo se trata de un juego, mientras trata de proteger a su familia en un mundo donde no hay lugar para la esperanza. Una batalla que tiene su momento más amargamente encantador con esa traducción inventada por Guido para endulzar a su hijo las reglas del campo de concentración pregonadas por el oficial nazi.