Vaya palos le cayeron… En 1994, el cine de acción daba la bienvenida a una de sus grandes joyas. Speed se presentaba ante el gran público y se convertía de forma instantánea en una de esas películas que podemos ver repetidas en la televisión una y otra vez. Un exitazo que, como no podía ser de otra forma, tenía su secuela solo tres años después.
Una joven sueña con disfrutar de unas maravillosas vacaciones por el Caribe, en compañía de su novio, a bordo del transatlántico más lujoso del mundo. Su viaje al paraíso se convierte en un viaje al mismísimo infierno, cuando un lunático genio de la informática se hace con el mando del crucero, poniéndolo rumbo a un desastre seguro. ¿Quién es esa joven? Pues una Sandra Bullock abonada a eso de pasarlas canutas.
Jan de Bont volvía a ponerse al frente del asunto en Speed 2. El director recuperaba a Bullock para la causa, además de apostar por el gran Willem Dafoe como villano y por ese proyecto de estrella de los 90 llamado Jason Patrick. Vale que el resultado no era la octava maravilla del mundo, pero ese barco desatado se convertía en un lugar ideal para pasar un rato de los buenos.
Desgraciadamente, al público no le entró demasiado bien. en unos tiempos en los que el cine de acción brillaba con luz propia, puede que Speed 2 no estuviese a la altura. Sin embargo, 8 nominaciones a los Razzie parece pasarse un poco. Y es que si no lo pasas en grande con Speed 2, no tienes corazón.
Me siento mal, yo fui uno de los que la puso a parir.
No te sientas mal. La película es un truño muy gordo