Simon Spier es un joven 16 años que no se atreve a revelar su homosexualidad, ya que prefiere esperar al musical que se celebra en secundaria. Pero un día, uno de sus correos electrónicos llega a manos equivocadas y las cosas se complican extraordinariamente.
Quienes hayan tenido entre las manos la novela de Becky Albertalli, no habrán tardado en darse cuenta de que se trata del argumento de Con amor, Simon. La cinta se presentaba como una pastelosa obra llamada a arrastrar a jóvenes a las salas, pero la sorpresa ha sido mayúscula al encontrarse con que estamos ante un filme realmente encantador. Ya no solo es fina y audaz en el retrato de la homosexualidad adolescente en estos días, sino que encima es capaz de conmover al más pintado.
Efectivamente, Con Amor, Simon está muy bien, pero tampoco es una de esas películas para recordar eternamente… o sí. En lo meramente cinematográfico no es ninguna locura, pero el hecho de firmar una comedia romántica centrada en un instituto y con una historia de amor homosexual se antoja un paso fundamental de cara a la normalización de toda orientación sexual en una etapa de la vida trascendental.
Lo mejor de todo es que Con Amor, Simon está arrasando en medio mundo. Grandes noticias, ya que estamos ante un filme mucho más importante de lo que nos podría parecer sobre el papel.