No debería repetir errores pasados. Pese a que gracias a proyectos como John Wick ha recuperado su estatus de estrella, lo cierto es que no hace mucho que la carrera de Keanu Reeves estaba en serios apuros. La mala elección de proyectos penalizaba de forma grave a un tipo que tenía el mundo en sus manos. Algo que ahora parece estar repitiendo con un filme como ese desastre recién estrenado y llamado Siberia.
Cuando el socio ruso de un tratante de diamantes norteamericano (Keanu Reaves) desaparece, éste viaja a Siberia en su búsqueda, donde conoce a Katya (Ana Ularu), la joven propietaria de un café. Así se presenta un thriller que ya no tenía muy buena pinta, pero que acaba de demostrar que es una de las cintas más horrorosas del año. Un patinazo en toda regla para la carrera de un intérprete que debería ir con más ojo si no quiere volver a liarla.
No es ni medio normal el acabado de Siberia. Todo parece impregnado de telefilme cutre, además de regalarnos una hora y media de absoluto sopor. Nada funciona en un filme de esos que nunca deberían haber visto la luz. Una lástima.