Es un género en sí mismo. Después de años demostrando que no había género imposible para él, Liam Neeson decidía darle un giro radical a su carrera. Allá por el año 2008, el actor se subía a Venganza, un filme de Luc Besson que supondría un brutal éxito y que marcaría el principio de una nueva etapa en su trayectoria profesional. Desde entonces, el bueno de Liam se convertiría en un auténtico icono del cine de acción.
El pelotazo de Venganza servía también para dar comienzo a una franquicia que ya transita por su tercera entrega y de la que no se descartan nuevos regresos. Sin embargo, el protagonista del filme iba a ser otro gigante de la interpretación.
Pese a que nadie se puede quejar de Liam Neeson y de su descomunal trabajo, lo cierto es que la primera opción de los responsables del filme no le andaba a la zaga en poderío. Ni más, ni menos que Jeff Bridges era el elegido para que convertirse en nuestro queridísimo Bryan Mills. El oscarizado actor, sin embargo, terminaba rechazando un papel con el que no se sentía demasiado cómodo. Cierto es que nos encanta Jeff Bridges, pero la realidad es que el personaje le va mucho mejor a Neeson.