En el siglo XIV, los escoceses viven oprimidos por los gravosos tributos y las injustas leyes impuestas por los ingleses. William Wallace es un joven escocés que regresa a su tierra después de muchos años de ausencia. Siendo un niño, toda su familia fue asesinada por los ingleses, razón por la cual se fue a vivir lejos con un tío suyo.
Efectivamente, Braveheart se convertía en una de las películas más aclamadas de la historia del cine. Mel Gibson protagonizaba y dirigía una película ganadora de 5 Oscars y que, a día de hoy, sigue siendo una de las más queridas por el público. Sin embargo, el gran proyecto de Mel Gibson como director se encontraba con un problema bastante grave después de haber rodado unas cuantas escenas de batalla. Y es que la mayoría de ellas no valían por un curioso detalle.
Obviamente, Braveheart tiene montañas de extras. La cinta nos ofrece batallas multitudinarias en las que gran parte de los soldados eran extras. El problema es que la mayoría de ellos olvidaron quitarse los relojes para rodar esas escenas y que, curiosamente, los responsables del filme no se dieron cuenta hasta muy tarde.
Como no podía ser de otra forma, eso de ir a la guerra en el siglo XIV con relojes en las muñecas quedaba un poco raro, de ahí que Gibson decidiese repetir las costosas escenas.