No lo vimos venir. Desde que tenemos memoria, cualquier proyecto de Peter Farrelly siempre ha sido sinónimo de batería de carcajadas. La mitad de los hermanos Farrelly, responsables de Dos tontos muy tontos, Algo pasa con Mary, Amor ciego o Matrimonio compulsivo decidía darle un buen giro a su carrera con uno de esos proyectos francamente sorprendentes y que ya han conseguido meterse a todos en el bolsillo.
Peter Farrelly ha decidido lanzarse en solitario y el resultado no es otro que Green Book, un drama racial que ya ha conseguido poner a la crítica a sus pies tras su puesta de largo en el Festival de Toronto. Quienes han tenido la ocasión de disfrutar del filme no dudan en calificarla como obra maestra y una de las mejores cintas del año. Cierto es que el director no renuncia a darle algunos toques de comedia dramática al filme, pero el cambio de género resulta de lo más llamativo.
Un rudo italoamericano de clase trabajadora (Viggo Mortensen) se convierte en el chófer de un refinado pianista afroamericano (Mahershala Ali) en la década de 1960 en el sur de Estados Unidos. Este el argumento de Green Book, una película que luce así.
Con el independentista declarado de Mortensen???, no gracias.