Nota: 3,5
Esto no lo vimos venir. Cuando Daniel Monzón se pone a los mandos de una película, lo normal es que pasen cosas extraordinarias. Sin embargo, parece que el imperio de la comedia española ha vuelto a imponer su poder, llevándose por delante a uno de los tipos con más talento de nuestro país.
Difícil de digerir esta suerte de comedia alocada de Daniel Monzón llamada Yucatán. Otro de los grandes de nuestro cine (Celda 211, El niño) nos demuestra que es humano y que le pueden salir películas reguleras. En este caso, lo que nos encontramos es una cinta seriamente desajustada argumentalmente, desordenada en el trato a los personajes y en la que se salva poco más que el trabajo de algunos grandes actores. Porque el caos en Yucatán es de épicas proporciones y en todos los sentidos.
Tipos como Rodrigo de la Serna o Luis Tosar siempre compensan la inversión de tiempo, pero en el caso de Yucatán no llega con su talento. Cuando parece que la trama va a ir por un lado, sale por otro. Una mecánica que se repite de forma constante y que va produciendo constantes deterioros en el filme hasta convertirlo en uno de los trabajos más olvidables del año.
Yucatán no funciona. Más allá de algunos gags, ninguna de las líneas argumentales se sostiene. La línea entre lo hilarante y lo absurdo se rompe de forma dramática mientras un puñado de secundarios bastante flojillos patalean panza arriba intentando dotar de comicidad o emotividad situaciones que carecen de ambas cosas.