Esta serie no se cansa de cerrar nuestras bocazas. Después de ver las dos primeras temporadas de Narcos, muchos creíamos que la serie ya no daba para más. La muerte del Pablo Escobar nos dejaba completamente huérfanos. Poco podíamos imaginar que la lucha contra el cartel de Calí de la tercera temporada iba a resultar tan increíblemente satisfactoria. Una nueva tanda de episodios gloriosa.
Las cosas se volvían todavía más complicadas de cara a Narcos: México. La cuarta temporada de la exitosa ficción daba un salto temporal hacia los años 80, uno geográfico hacia Mexico y encima nos dejaba sin nuestro queridísimo agente Peña (Pedro Pascal). ¿Demasiados cambios como para soportarlo? Pues resulta que no.
Narcos: México vuelve a funcionar a las mil maravillas. Hay tensión, hay sangre y hay un nuevo e interesantísimo panorama. La serie ha vuelto a hacer gala de una incomparable capacidad para reinventarse, pero también de conservar ciertos rasgos a pesar de los incontables cambios. Diego Luna y Michael Peña demuestran talento y solvencia para asumir el peso de una nueva era gloriosa. ¡Larga vida a Narcos!