El caos es de unas proporciones épicas. Las malas sensaciones han terminado por aterrizar en el terreno de la realidad. Tras meses de temores, finalmente Robin Hood se ha convertido en uno de los mayores desastres del año. De hecho, con su vida comercial ya comenzada, tiene toda la pinta de que el filme podría convertirse en el mayor fracaso de 2018.
La crítica es atroz, pero el público no ha sido más benévolo. Después de comerse un 90% de valoraciones negativas, Robin Hood también ha visto como la taquilla le daba la espalda de una forma realmente grave. El pasado miércoles y aprovechando el puente de Acción de Gracias, la película se plantaba en las carteleras americanas. ¿El resultado? 3 millones de dólares recaudados en el día de su estreno y la quinta posición de la taquilla.
Si tenemos en cuenta que la película costaba 100 millones de dólares y que la inversión en publicidad y distribución aumentaba la inversión en otros 50, no es de extrañar que los responsables del filme estén temblando.