La carrera de M. Night Shyamalan nunca ha sido un camino de rosas. Desde su debut con la inolvidable El Sexto Sentido, cada uno de sus proyectos ha estado sometido a un examen constante. Puede que sea el peaje a pagar por arrancar tu carrera tan fuerte o el mero hecho de que no cae bien, pero la realidad es que todas sus cintas han estado sometidas a un examen mucho más severo que las de cualquier otro.
El Protegido es una obra maestra. La cinta estrenada en el año 2.000 nos vuelve completamente locos. Sin embargo, en suelo americano la crítica no era demasiado amable. Un 31% de críticas negativas dejaban claro que la propuesta no triunfaba. Por contra, en suelo europeo no se escatimaba en elogios al trabajo del director. Luego vendrían unas cuantas películas injustamente tratadas (Señales o El bosque), así como otras realmente fallidas (After Earth, El Incidente).
Ahora, un par de años después de firmar la genial Múltiple, el bueno de Shyamalan cierra su trilogía sobre los superhéroes en Glass, otra cinta sublime que, por contra, se ha llevado palos de todos los colores en Estados Unidos. Su 64% de valoraciones negativas en Rotten Tomatoes deja claro que vuelve a pasar lo de siempre. La realidad es que allí no se valora en su justa medida a un tipo con un lenguaje propio y reconocible. Un director arrollador.
Sea como fuere, a nosotros nos ha encantado Glass. El filme es una maravilla a la altura de El Protegido y la crítica europea tampoco ha escatimado en elogios. Y es que este tipo es un fenómeno.