Thomas Vinterberg es uno de esos tipos con extrema facilidad para cautivar. El talento del director le habría servido para que el público estuviese rendido a sus pies si hubiese nacido en Carolina del Norte. El hecho es que Vinterberg es danés, pero obras como Festen eran ya patrimonio imprescindible del cine. Entonces llegó La Caza…
En una disección de la sociedad de riesgo como pocas veces se ven, Vinterberg se marca una obra de esas que nos hacen avergonzarnos de nosotros mismos en nuestra condición de miembros de esta especie tan abominable llamada “ser humano”. Para ello cuenta con la complicidad de un sensacional Mads Mikkelsen en la piel de ese hombre aplastado por una mentira contada mil veces sobre su persona. Audaz hasta el extremo.
Tras un divorcio difícil, Lucas, un hombre de cuarenta años, ha encontrado una nueva novia, un nuevo trabajo y trata de reconstruir su relación con Marcus, su hijo adolescente. Pero algo empieza a ir mal: un detalle cualquiera, un comentario inocente y una mentira insignificante que se extiende como un virus invisible sembrando el estupor y la desconfianza en una pequeña población… Caldo de cultivo perfecto para construir una de las cintas más brillantes de los últimos años.
Puede que la idea de enfrentarse a una película danesa no suene como el plan más atractivo, pero La Caza es uno de esos ratos de cine de gran altura que perturba el ánimo y enfrenta enfermedades sociales de forma directa.