Todavía nos estamos preguntando qué pudo ocurrir. Pese a que las adaptaciones de clásicos de Disney a imagen real se estaban contando por éxitos, el proyecto más atractivo de todos ha resultado una solemne decepción en taquilla. Dumbo se la ha pegado, al menos a la vista de las expectativas en taquilla que existían. Una cinta que se gastaba 170 millones de dólares en producción y cerca de 90 en distribución y publicidad se ha quedado en 340 millones de dólares amasados. Horrible dato.
1.263 millones La Bella y la Bestia, 966 El libro de la Selva, 1.025 para Alicia en el País de las Maravillas… Las previsiones para Dumbo se movían alrededor de los 800 millones de dólares, sin descartar que la cifra pudiese ser incluso superior. Bajo ninguna circunstancia se esperaba que el filme pudiese quedarse en 340 con Tim Burton al aparato y un reparto con nombres del calibre de Michael Keaton, Eva Green, Danny DeVito o Colin Farrell.
¿Qué ha fallado con Dumbo? Son varios los diagnósticos que se pueden hacer, pero ninguno con certeza. La película no es la octava maravilla del mundo y la crítica la recibía fatal, pero dista mucho de ser un desastre. Incluso conviene decir que Dumbo tiene más personalidad que las otras adaptaciones a imagen real de clásicos de Disney vistas hasta el momento. No se han calcado los planos de la versión animada. Es una buena película, de modo que el punto flaco parece ser otro.
Elemento fundamental de cara al éxito de estas adaptaciones de Disney es el elemento nostálgico. Pese a la encantadora historia, Dumbo no tiene una base de seguidores tan sólida como la de otras cintas. Tampoco tiene canciones memorables. Además, es un filme de 1941. Si la comparamos con, por ejemplo, La Bella y la Bestia (1991) nos encontramos con que los niños que la convirtieron entonces en un exitazo tienen hoy 30 o 40 años. Ahora son padres que quieren darse un baño de nostalgia y que sus hijos vivan lo mismo que ellos. Ese elemento habría acabado con los sueños de taquilla de Dumbo. Una pena.