Cuando todo es tan enorme se hace realmente difícil controlar tantos detalles. A lo largo de la historia del cine hemos asistido al paradójico hecho de que, a más grande es la producción, más gazapos tiene. Si no, que le pregunten a nuestro queridísimo Mel Gibson.
Efectivamente, una obra maestra como es Braveheart no se libraba de patinazos varios, incluyendo el hecho de que una furgoneta blanca se colase al fondo del plano en una escena de batalla. Aquí está la imagen que demuestra que los escoceses utilizaban los caballos solo por afición, ya que disponían de vehículos mucho más sofisticados.