Profion, un mago maligno, está tramando destronar a la nueva emperatriz de un legendario país. Ella recluta un grupo de aventureros y un pícaro que deben encontrar un objeto mágico que frustrará el plan del mago. Se trata de la Barra del Control del Dragón, cuyo portador adquiere la capacidad de controlar dragones. Pero el mago también encarga a sus ayudantes la búsqueda de la Barra.
Efectivamente, uno de los juegos más famosos de la historia llegaba a la gran pantalla en el año 2000 con lo que prometía ser una producción épica. Dragones y Mazmorras apostaba por veteranos del calibre de Jeremy Irons y de jóvenes estrellas como Justin Whalin o Thora Birch. ¿El resultado? Una de las peores películas que recordamos.
Aquello no había por dónde cogerlo. Su argumento era pobre, los efectos visuales nos sacaban los colores y todo rozaba el ridículo absoluto. Los incontables fans de Dragones y Mazmorras se encontraban con una versión que todavía aparece en sus pesadillas. No es para menos, ye que fácilmente estamos ante una de las peores películas de la historia del cine.