Parecía ser la primera gran decepción de la saga Fast & Furious tras sus tres primeras semanas en taquilla, pero todo ha cambiado de forma radical. Cuando Hobbs & Shaw llegó a los cines, las cosas no pintaban bien. Eran 200 millones los invertidos por Universal, una importante cantidad a la que se sumaban otros 80 en concepto de distribución y publicidad. Un cañón de pasta que, después de unos cuantos días, parecía que iba a quedarse con una recaudación final cercana a los 450 millones. Dato aceptable, pero que suponía menos de la mitad de lo recaudado por las últimas entregas de la saga.
La semana pasada ya se producía un importante cambio de tendencia gracias a la descomunal e inesperada entrada de la taquilla China y al genial mantenimiento de la película en taquilla. Una dinámica que se ha acentuado ahora gracias a otra nueva lluvia de millones y que ha disparado al filme hasta los 700 millones de dólares recaudados. De hecho, todo apunta que podría cerrar su andadura por encima de los 750, lo que ya supondría un auténtico éxito para el primer spin-off de Fast & Furious.
¿De qué va Hobbs & Shaw? Desde que se cruzaron los caminos del agente Hobbs (Johnson), un leal miembro de los servicios de Seguridad del Cuerpo Diplomático estadounidense, y del solitario mercenario Shaw (Statham), ex miembro de un cuerpo de élite del ejército británico, los insultos, golpes y burlas no han cesado entre ellos para ver cuál de los dos cae antes. Pero cuando un anarquista mejorado ciber-genéticamente llamado Brixton (Elba) se hace con el control de una peligrosa arma biológica, el mundo se enfrenta a una de sus mayores amenazas. Cuando Shaw se entera de que además Brixton ha derrotado a su hermana, una brillante e intrépida agente secreta del M16 (Kirby), él y Hobbs no tendrán más remedio que dejar su mortal enemistad a un lado para salvar el mundo y derrotar al único hombre capaz de acabar con ellos.