No ha habido justicia. Estamos acostumbrados a encontrarnos con ficciones televisivas desastrosas que, como es lógico, terminan su vida víctimas de un público con un paladar cada vez más refinado. La audiencia les da la espalda y fin de la historia. Sin embargo, Pequeñas coincidencias merecía un mejor destino.
Pequeñas coincidencias es la historia de una pareja que aún no se conoce, intentando encontrarse el uno al otro; intentando buscar desesperadamente a esa otra persona que le dé amor mientras viven rodeados de un desquiciado universo de personajes que orbitan a su alrededor.
Agradable y encantadora, la serie de Javier Veiga y Marta Hazas no era una obra maestra, pero no estaba nada mal. Su debut en Antena 3 era más que esperanzador, con cuotas de audiencia cercanas al 16% en sus primeros capítulos. Desgraciadamente, a medida que las otras cadenas empezaban a lanzar sus platos fuertes para la nueva temporada televisiva, Pequeñas coincidencias iba dando su brazo a torcer hasta llegar a un 9%. La cosa se hacía insostenible, por lo que la cadena optaba por llevar la emisión sel resto de sus capítulos al late night de los martes, justo después de Toy Boy. Una auténtica lástima…