Eran tiempos de revolución. Con la llegada del Batman de Tim Burton, el mundo del cine de superhéroes daba un giro radical. Grandes estrellas y un estilo arrebatador hacían del filme todo un éxito. Era el momento de apostar por los superhéroes y en Marvel decidieron que si DC podía hacerlo, ellos también. Así, la compañía desempolvaba a uno de sus personajes más emblemáticos para aterrizar en la gran pantalla.
Hulk, junto a Capitán América, era la gran apuesta. El proyecto de llevar a Hulk a la gran pantalla debía ser un bombazo. Marvel Studios tenía claro que Johnny Depp sería un gran Bruce Banner y el actor se dejaba querer. Era el mejor momento de su carrera, pero los sucesivos vaivenes y el cambio de director acabarían por espantar al bueno de Johnny Depp. Para colmo, el fracaso de Capitán América terminaba por retrasar la película hasta 2003, ya con otros pasajeros en el barco.
A día de hoy, pese al buen hacer de Mark Ruffalo en grupo, seguimos esperando una película monográfica de Hulk a la altura de tan sensacional personaje.