Era uno de los proyectos más esperados por los seriéfilos. Desde que Netflix anunciase el desarrollo de V Wars, todos empezábamos a relamernos pensando en lo que nos depararía el aterrizaje de los vampiros del cómic de Jonathan Maberry y Alan Robinson. Desgraciadamente, poco podíamos imaginar que la decepción iba a ser de tal calibre.
Siendo generosos, V Wars es flojita. Poca o ninguna novedad para el género ofrece una serie que parece construida a base de pegar entre sí lugares comunes. Cierto es que el primer episodio lanza algún anzuelo de cebo interesante, pero todo queda en un espejismo. Sin ser un desastre de los que hacen época, V Wars pronto va mutando en una apuesta condenada a la irrelevancia. Ni tramas, ni personajes, ni estética. Poco más allá de un un flaco entretenimiento es el lo que se queda el asunto.
¿De qué va V Wars? un virus va extendiéndose poco a poco por el planeta e infectando a millones de humanos a su paso. ¿Y qué provoca ese virus? Pues una sed de sangre en los afectados que amenazará la existencia misma de nuestra especie. Trabajo para un Ian Somerhalder que tendrá que salvar el mundo.