El mundo es de los valientes. Durante mucho tiempo le hemos reprochado a la televisión española carecer del valor necesario como para subirse al carro de la edad de oro de las series que estaba produciéndose alrededor de todo el planeta. Parecía haber un acuerdo no escrito de no subir el nivel de las propuestas y mantener el status quo. Por suerte, la irrupción de las plataformas de streaming, la apertura del mercado y el empuje de unos bravos creativos terminaba por derribar la pesada puerta.
¿Una serie de superhéroes española? Puede sonar impensable, sobre todo si tenemos en cuenta el enfoque. Los protegidos se metía en el tema hace casi una década, pero desde una perspectiva familiar y realmente blanca. Nada que ver con El vecino, la gamberrada que llegará a Netflix el próximo 31 de diciembre con el sello de Nacho Vigalondo.
A Javier no le van demasiado bien las cosas. Apenas llega a fin de mes con un trabajo precario, y su relación con Lola no va precisamente bien. Lo que menos necesitaba es que un extraterrestre le cayera encima y le pasara sus superpoderes antes de morir. Ahora, Javier es un superhéroe, y no le va ni un poquito mejor que antes. Resulta que los superpoderes no sirven para nada cuando te echan del trabajo o cuando tu novia decide que tenéis que tomaros un tiempo. Menos mal que ahí tiene a José Ramón, su vecino, que va a enseñarle a usar sus poderes para el bien y a ocultar su identidad secreta, especialmente a Lola, que ha decidido darle un giro a su mediocre carrera de periodista investigando a Titán, el misterioso superhéroe.
Quim Gutiérrez y Clara Lago son los dos grandes protagonistas de una comedia de superhéroes que luce así.