Todavía guardamos en nuestras retinas la crónica de la vida cotidiana y de las aventuras personales y profesionales de una familia mafiosa que vive en Nueva Jersey. Son gentes sencillas, pero implacables en sus ritos y tradiciones. La trama se basa en las confidencias del “capo” Tony Soprano (James Gandolfini) a su psicoanalista, la doctora Melfi (Lorraine Bracco).
Efectivamente, Los soprano es una de las mejores series de la historia de la televisión (si no la mejor). Esta auténtica obra maestra lo era por mil razones, pero el trabajo de sus espectaculares intérpretes era, sin duda, uno de los detalles más importantes. Protagonizar una de las series más aclamadas de la historia de la televisión no es mal botín. Si no, que se lo pregunten al tristemente desaparecido, James Gandolfini. El inolvidable actor permanecerá en las retinas de todos los espectadores gracias a un papel que llegaría a sus manos de rebote.
¿Quién era el elegido para meterse en la piel de Tony Soprano en un principio? Pues Ray Liotta. El actor de Uno de los Nuestros todavía se debe estar tirando de los pelos tras rechazar el que pudo haber sido uno de los grandes trabajos de su carrera. Mal ojo el del veterano intérprete.