Marion Crane, una joven secretaria, tras cometer el robo de un dinero en su empresa, huye de la ciudad y, después de conducir durante horas, decide descansar en un pequeño y apartado motel de carretera regentado por un tímido joven llamado Norman Bates, que vive en la casa de al lado con su madre. Poca presentación más hace falta para Psicosis.
Es, sin lugar a dudas, una de las películas más importantes de la historia del cine. Allá por 1960, Alfred Hitchcock firmaba una de sus grandes obras maestras. Os imagináis matar a la protagonista de una película en el final del primer acto? Pues eso hacía el maestro del suspense sin ningún tipo de rubor. Lo más flipante es que la cosa funcionaba de manera espectacular. La película saltaba entre distintas generaciones conservando el “punch” del primer día, pero Gus Van Sant se creció.
El director de El Indomable Will Hunting no midió sus fuerzas y emprendió el asalto a la clásica historia de Hitchcock copiando el material original en todos sus planos. Al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver y este es el mejor ejemplo de todos. Hay veces que un remake tiene todo el sentido del mundo, ya que hay historias que requieren de una visión diferente para cada generación. Sin embargo, Psicosis es de esos filmes capaces de surcar los océanos del tiempo sin ver mermada ni un ápice su capacidad para noquearnos.
Ridículo e innecesario experimento carente por completo de la capacidad para perturbarnos que mostraba el material original. El de Gus Van Sant que se convierte, sin lugar a dudas, en uno de los peores remakes de la historia del cine.