Que James Franco es un tipo polifacético lo sabemos desde hace tiempo. A sus innumerables registros y asombrosa entrega como intérprete, se suelen unir proyectos como la dirección de cortometrajes, largometrajes o curiosos programas de humor online. A veces le sale la cosa tan bien como en The Disaster Artist, pero otras…
Zeroville era uno de los proyectos que durante más tiempo acaparaban su atención. Ambientada en 1969, la historia nos acercaba a Ike Jerome, un estudiante que llega a Hollywood obsesionado con entrar en la industria del cine, introduciéndose de este modo en un mundo de sexo y drogas. ¿El resultado? Pues un reparto de excepción desperdiciado en un disparate de cinta.
Mega Fox, Seh Rogen, Dave Franco, Will Ferrell, Jacki Weaver, Danny McBride… Tiene mérito hacer una película cuyo bajo presupuesto podría distraernos de otras carencias. Y es que, independientemente de los dólares puestos encima de la mesa, la realidad es que se trata de una cinta atropellada, pobre en sus planteamientos y en su trama. empieza a resultar preocupante el interés de James Franco en apostar por “idas de pinza”. Si al menos tuviese algún sentido…