Charlie Bilello es un bloguero y tuitero de prestigio en los mercados financieros, una de esas cuentas que da gusto seguir porque ofrece muy buena información y, debido a esa calidad, tiene (la última vez que lo miré) más de 137 mil seguidores (que serán más ya que muchos pueden tenerle en alguna lista sin seguirle o ver sus tuits retuiteados por otros). Pues bien, el 3 de enero de 2019 realizó una consulta en twitter preguntando cuándo pensaba la gente que los EUA entrarían en recesión. Estas fueron las respuestas (8,312 votos son bastantes como puede confirmar cualquier encuestador)
Siendo sus seguidores personas interesadas en economía y mercados, creo que pueden ser un buen ejemplo de cómo la gente tiende a equivocarse al relacionar desempeño bursátil con economía y es que debemos recordar que justo esos días de enero de 2019 se estaban tocando mínimos de mucho tiempo en los índices bursátiles y de hecho, Wall Street no ha dejado de subir –casi ininterrumpidamente- desde entonces. Estoy seguro que ahora la respuesta sería muy diferente ya que el optimismo es generalizado. Pero deja claro que cualquier varapalo bursátil lleva al desánimo y la pérdida de confianza en el futuro económico, algo que puede provocar una profecía autocumplida: que la bolsa baje por miedo a una recesión que llega porque la bolsa baja. Repasemos la evolución del PIB norteamericano:
Si bien parece algo muy positivo tiene dos grandes peros: uno es que el ritmo de crecimiento es bastante menor de lo que prometió Trump en campaña (dijo un 4% y va a acabar 2019 en torno al 2%, décima arriba o abajo –curiosamente Trump le echa la culpa a la FED por esa gran diferencia), y otro es la deuda pública:
Que ha disparado el ratio deuda/PIB
Con todo, nada apunta a que una recesión esté cercana a no ser que miremos otro dato: los resultados empresariales. Veamos la evolución durante este siglo de los beneficios del total de las empresas norteamericanas antes de impuestos:
No se ven muchos motivos para el optimismo, en el tercer trimestre de 2014 se tocaron máximos y desde entonces no parece que tenga sentido que la bolsa siga subiendo en base a los resultados de las empresas (algo que sí que tuvo sentido desde comienzos de 2009), sin embargo si tomamos el gráfico con los beneficios DESPUÉS de impuestos el resultado es algo diferente ya que se nota mucho la bajada impositiva de Trump y por qué gustó tanto a las empresas cotizadas:
Y aún así, no hay tendencia alcista de beneficios, más bien un techo claro. Sin embargo, veamos qué hace la bolsa en el mismo periodo (tomo el índice más amplio de Wall Street)
En otros gráficos no oficiales se puede ver que el beneficio por acción de las cotizadas en el S&P500, por ejemplo, no baja sino que se mantiene o sube pero ahí entra en juego uno de los factores que más han impulsado Wall Street los últimos años: los programas de recompra de acciones que hacen disminuir el número de éstas y hace que el beneficio por acción no baje si bien los datos del conjunto de las empresas del país son muy claros. Por no poner más gráficos, también hay que recordar que la tasa de paro en el país está en mínimos de 50 años si bien ya expliqué AQUÍ que la tasa de ocupación es similar a la media de la Eurozona. Siendo un dato muy positivo, en un país con tanta flexibilidad laboral no es difícil que suba con bastante velocidad a la que se tema que llegue una recesión. Por otra parte, siempre que la tasa de paro está tan baja suele llegar una recesión, al menos eso dice la estadística.
Resumiendo, la economía de la principal economía del mundo parece gozar de buena salud con una tasa de paro muy baja y dependencia energética, y está lejos de una recesión si miramos su crecimiento, no obstante muy dopado por un aumento de la deuda pública que el poderío del dólar y la FED hacen muy fácil. Sin embargo, tiene un problema importante: los beneficios de sus empresas no mejoran a pesar de ese crecimiento y de ese casi pleno empleo y de toda esa liquidez que la FED ha inyectado en la economía; es más, según una nueva encuesta realizada por Bankrate, casi el 40% de los estadounidenses tendrían que pedir prestado dinero si se enfrentaran a una emergencia financiera. Y, lo que puede ser peor, los resultados empresariales no se corresponden con las cotizaciones bursátiles lo que dispara las posibilidades de una brusca caída de Wall Street (cuyos índices también están muy dopados por los magníficos resultados de unas pocas empresas que son las que más pesan dentro de ellos) y que, como ya pasó en el 2000, sí podría llevar a una caída del PIB, especialmente si, como hemos visto en el primer gráfico, una caída de la bolsa dispara el pesimismo (incluido el de los consumidores) y esto reduce aún más los beneficios. Es decir, que gran parte de la fortaleza económica norteamericana, clave para el resto de la economía de todo el planeta, está sostenida en un mercado de acciones que cotiza en unos niveles que son históricamente altos no ya sólo por sus precios, también por su relación con sus resultados. No son buenas noticias.