Os gustará más o menos. Puede que os caiga bien u os caiga mal. Podéis amar o detestar su cine. Sea como fuere, lo que nadie puede discutir es que es un cineasta excelso y uno de los más grandes de la historia del séptimo arte. Efectivamente, Pedro Almodóvar es una bendición. Un talento arrollador. Estilo, fondo y forma. Un auténtico monstruo al que nunca seremos capaces de valorar en todas sus dimensiones. Dolor y Gloria, el enésimo trabajo descomunal de un tipo con el que se rompió el molde y los Goya 2020 no podían dejar pasar la oportunidad de premiarlo de nuevo.
La 34 edición de los premios Goya, con Málaga como telón de fondo en esta ocasión, se recordarán por ser la noche en la que Dolor y Gloria arrasó (7 premios), en la que Antonio Banderas al fin se llevó un cabezón a casa, por haber colocado entre grandes producciones a ese maravilloso caramelo llamado Lo que arde (Mejor fotografía y gloriosa Actriz Revelación Benedicta Sánchez), Por un merecidísimo premio a Mejor Actriz para Belén Cuesta y por una Pepa Flores constantemente presente pese a una ausencia con la que deja claro que esa leyenda de nuestro cine llamada Marisol ha conseguido crear una mística inigualable a su alrededor.
Por lo demás, gala sin sorpresas, de ritmo pobre y sin demasiado para el recuerdo. Ocurrió lo que todos esperábamos que ocurriese. El cronómetro vuelve a ponerse a cero hasta los Goya 2021.