No se puede entender. Seguramente, Martin Scorsese sea el mejor director de la historia del cine. Por mucho que lo intentemos, nunca vamos a encontrar a un director capaz de rendir a semejante nivel durante 50 años seguidos sin bajón alguno de calidad. Un tipo con incontables obras maestras en su trayectoria. El viejo Marty es una leyenda viva. Nunca saldrá otro como él, pero los académicos siguen empeñados en regalarle noches de amargura.
El irlandés puede ser una de las mejores cintas de las últimas dos décadas. Excelsa en cada una de sus tres horas y media de metraje, la cinta prometía ser la gran vencedora de los Oscar 2020. Sin embargo, este año la excusa ha sido Netflix. El hecho de que Martin Scorsese se aliase con la plataforma, archienemiga del cine tradicional, provocaba la fractura. ¿El resultado? 0 premios de 10 candidaturas y otra noche inaceptable.
Cierto es que Parásitos es sensacional y una justa ganadora, pero regalarle a Scorsese un nuevo 0 de 10 como ya ocurriese con Gangs of New York es inaceptable. Eso por no contar las ofensas en los Oscar de Uno de los Nuestros, Toro Salvaje, Taxi Driver o El lobo de Wall Street.
Podrá tener un único Oscar o vivir mil noches de amargura viendo como sus películas son obviadas, pero Marty no necesita nada de eso. Incontables fueron los homenajes desde el escenario hacia la figura de un director incomparable. Scorsese no hace cine; Scorsese es cine.