No corren buenos tiempos para el cine familiar. Es muy difícil que los productos “blancos” consigan hacerse con las taquillas. Salvo alguna excepción como Jumanji, el resto suele acabar en desastre. Algo que el mismísimo Harrison Ford está descubriendo en sus propias carnes.
La llamada de lo salvaje se convertirá en uno de esos desastres económicos legendarios. Con una inversión de 135 millones de dólares (más otros 60 en distribución y publicidad), el filme tan siquiera alcanza los 80. Cierto es que lleva dos semanas de exhibición, pero las muestras de agotamiento son brutales. De hecho, las estimaciones apuntan a que la película no irá mucho más allá de los 100 millones en su acumulado final. Una pena, ya que estamos ante un encantador filme de aventuras que funciona a la perfección.
¿De qué va La llamada de lo salvaje? Cuenta la historia de Buck, un perro bonachón cuya vida cambia de la noche a la mañana cuando su dueño se muda de California a los exóticos parajes de Alaska, durante la fiebre del oro, a finales del siglo XIX. Como novato de un grupo de perros de trineo (y posteriormente su líder), Buck experimenta una aventura que jamás olvidará, encontrando su lugar en el mundo y convirtiéndose así en su propio amo.
Nines el cine familiar, es que se nota a la legua que el perro está hecho por ordenador.
Qué ha sido de las películas con animales de verdad?