Que el fin del mundo nos pille bailando… Las cosas se han puesto feas. La pandemia del Coronavirus ha provocado que todos tengamos que confinarnos en nuestras casas para enfrentarnos a una situación que nunca habíamos vivido y que parece más propia de películas que de otra cosa. Nuestras relaciones sociales se van a limitar de forma drástica, pero son muchas las ocasiones en las que el cine nos ha salvado la vida y ahora no va ser diferente.
Todo es raro, extraño, distinto y amargo, pero pasará. La vida a veces apalea un poco, pero en peores nos hemos visto. El cine está aquí para rescatarnos y ahora mas que nunca. Un bálsamo incomparable. Ese amor que nunca nos falla. Así, como ya son un puñado de años compartiendo horas con todos vosotros, queridos alucineros, el aquí firmante propondrá una película para cada día de cuarentena. Selección personal de las cintas que, alguna noche, me salvaron la vida. Las hayáis visto o no, dadles una oportunidad. Ojalá que os hagan el día más feliz de lo que parecía que iba a ser. Nosotros siempre vamos a estar aquí, caiga quien caiga.
Como no podía ser de otra forma, arrancamos con nuestra primera sugerencia: Una cuestión de tiempo.
Tim Lake (Domhnall Gleeson) es un joven de 21 años que descubre que puede viajar en el tiempo. Su padre (Bill Nighy) le cuenta que todos los hombres de la familia han tenido desde siempre ese don, el de regresar en el tiempo a un momento determinado, una y otra vez, hasta conseguir hacer “lo correcto”. Así pues, Tim decide volver al pasado para intentar conquistar a Mary (Rachel McAdams), la chica de sus sueños. Más bonita, imposible.
Héctor Fernández Cachón