Las cosas no pintaban bien. Pese a alcanzar datos de audiencia espectaculares durante muchos momentos, The Walking Dead empezaba a flaquear. La serie de la AMC se venía abajo tras las temporadas siete y ocho. Curiosamente, eran días de guerra contra Negan y Los Salvadores, lo que prometía traernos los mejores días de la ficción zombi. Caída en picado de espectadores y, para colmo, el anuncio de que Andrew Lincoln y su Rick dejarían The Walking Dead en su temporada nueve.
Ya se hablaba de posible cancelación. The Walking Dead se encontraba en serios aprietos. Se decidía entonces cambiar de showrunner, apostando por Angela Kang. ¿El resultado? Pues una resurrección en toda regla. Tanto la temporada nueve como la diez resultaban auténticas joyas. La serie se reinventaba a lo grande, ofreciéndonos capítulos sensacionales. Algo que ha tenido su reflejo también en la percepción de los fans.
Efectivamente, The Walking Dead vuelve a ser la serie más vista de la televisión por cable en suelo de Estados Unidos. El renovado enfoque y la entrada de unos villanos tan geniales como los Susurradores no ha servido más que para recordarnos las razones que provocaron que nos enganchásemos a la ficción zombi. Grandes.