El mundo empezaba a abrirse camino. Pese a las serias dificultades que, durante décadas, encontraron las adaptaciones de cómics para prosperar en la gran pantalla, Superman y Batman habían marcado el camino. La industria del cine empezaba a jugársela con filmes del género. Eran los tempranos años 90.
En aquel contexto nos encontrábamos con películas que, con el tiempo, han ido ganando fans. Ese es el caso de Darkman, que hoy cuenta con sus incondicionales. Sin embargo, Rocketeer no tuvo tanta suerte.
Hollywood, años treinta. Después de robar un arma secreta en Los Ángeles, la mafia la esconde en un aeródromo. Se trata de un propulsor individual que convierte a quien lo utiliza en un auténtico hombre cohete. Los nazis están muy interesados en ella. Fortuitamente llega a manos de Cliff Secord, un piloto acrobático a quien todos intentarán atrapar.
Así se presentaba la adaptación del cómic de Dave Stevens. Una cinta que entraba en nuestras vidas allá por 1991 y que, pese a estar bastante entretenida, ha terminado cayendo en el olvido. Para colmo, Rocketeer contaba con un repartazo lleno de nombres del calibre de Bill Campbell, Jennifer Connelly, Alan Arkin o Timothy Dalton. Puede que el excesivo aire ochentero jugase en su contra para ganarse un hueco en la memoria de los cinéfilos, pero la cinta era entretenida a rabiar, por lo que se antoja imprescindible que hoy la reivindiquemos por todo lo alto.
Efectivamente, si dejamos aparte las anteriores dos primeras entregas de Superman y las dos noventeras de Batman de Burton, el nivel de las películas de superhéroes del siglo pasado convierte a esta película en, como bien dice el titular, algo que “no estaba nada mal”.