Teníamos la esperanza de que Hollywood hubiese olvidado la idea, pero solo era una cuestión de demora por pandemia. En la Meca del cine siguen empeñados en sacarle jugo a la nostalgia. Eso y una preocupante falta de originalidad son las causas de que todo esté llenándose de reboots, remakes y secuelas. Una ola que acaba de alcanzar a una de nuestras películas más queridas: La princesa prometida.
Después de buscar fortuna durante cinco años, Westley (Cary Elwes) retorna a su tierra para casarse con su amada, la bella Buttercup (Robin Wright), a la que había jurado amor eterno. Sin embargo, para recuperarla habrá de enfrentarse a Vizzini (Wallace Shawn) y sus esbirros. Una vez derrotados éstos, tendrá que superar el peor de los obstáculos: el príncipe Humperdinck (Chris Sarandon) pretende desposar a la desdichada Buttercup, pese a que ella no lo ama, ya que sigue enamorada de Westley. Poca presentación requiere La princesa prometida. Rob Reiner firmaba una cinta de encanto desmedido allá por 1987. Un camino que en Hollywood quieren andar de nuevo.
A finales de 2019 saltaba la noticia y, pese a no ser demasiado bien recibida por los fans, lo cierto es que no se ha podido detener. Por el momento se desconocen las figuras detrás de tal idea, pero en Sony ya ha dejado claro que la cosa está en marcha. A nadie le gusta eso de encontrarse con La princesa prometida sin Robin Wright y compañía. Veremos cómo acaba la cosa, porque si fuese una especie de secuela que recuperase a los protagonistas originales, empezaríamos a pensarnos nuestra postura.