Pasa el tiempo, pero no encontramos nada mejor. En Netflix están acostumbrados a firmar un fenómeno televisivo tras otro. La plataforma de streaming es una máquina de generar éxitos. Tampoco falta algún fracaso en su historial, pero nunca le había salido un desastre ni remotamente parecido. Y es que The I-Land se presentaba rodeada de expectación el pasado año. Nadie apostaba a que sería un desastre de semejante calibre.
Cuando diez personas se despiertan en una isla paradisíaca sin recordar quiénes son y cómo llegaron allí, todo emprenden un duro camino para intentar recordar y tratar de regresar a casa, pero pronto descubren que el mundo no es lo que parece.
Esta marca blanca de Lost prometía regalarnos emociones fuertes. Un thriller de ciencia-ficción cargado de suspense y en medio de una isla desierta. Parecía imposible que la cosa no funcionase. Sin embargo, así ha sido. The I-Land es francamente mala. Todo desprende un tufo a cutre que no es ni medio normal. Ridícula hasta niveles insospechados y desatendida gravemente en su trama, lo más grave de todo son las ganas que nos dan de escondernos detrás del sofá de pura vergüenza cada vez que habla un personaje. Sin lugar a dudas, lo peor que nos ha ofrecido Netflix jamás, pero también la serie más desastrosa de los últimos años. Alguien va a tener que esforzarse mucho si quiere empeorar esto.