Parecía que la saga Transformers estaba condenada, pero con Bumblebee llegó su salvación. Después de los sucesivos desastres vividos con la saga Transformers, poco o nada esperábamos de su primer spin-off. Pese al enorme cariño que siempre nos había despertado Bumblebee, lo cierto es que eran ya muchas las horas entre horribles cintas de chatarra espacial. No por un instante llegamos a sospechar que estábamos ante una cinta sensacional.
Tratando de escapar, en el año 1987, Bumblebee encuentra refugio en un depósito de chatarra en una pequeña ciudad en la costa Californiana. Charlie (Hailee Steinfeld), a punto de cumplir 18 años y tratando de encontrar su lugar en el mundo, descubre a Bumblebee, dañado durante una batalla y descompuesto. Cuando Charlie lo revive, aprende rápidamente que éste no es un VolksWagen amarillo normal.
Travis Knight tenía entre manos un muerto viviente. Bumblebee era la última oportunidad para la saga Transformers. En situaciones así, lo único que se puede hacer es jugársela, lo cual le ha salido a la perfección al director. La película conseguía poner de acuerdo a toda la crítica, pero esta vez en el otro sentido. Una genial cinta que no lograba el merecido éxito económico y que ahora podemos disfrutar en Netflix .