Vamos a añorar al Lobezno de Hugh Jackman siempre. En estos tiempos en los que Marvel busca nuevo rostro para el emblemático mutante, seguimos recordando esa obra maestra con la que el actor se despedía del personaje y titulada Logan. El filme suponía el punto y final a una andadura de más de 17 años y en la que hemos disfrutado de lo lindo.
De entre las muchas cosas increíbles que nos dejaba Logan, una de las más comentadas era su final. Un cierre que, según ha explicado el propio Hugh Jackman, pudo ser otro bien distinto. En una escena antológica, x-23 le dedica al mítico mutante unas palabras extraídas de Raíces profundas ante una tumba improvisada en medio del bosque. Antes de irse, la pequeña toma la cruz colocada para coronar la tumba y cambia su posición simulando una X.
Difícilmente se podría imaginar mejor rúbrica, pero Hugh Jackman planteó otro final de inicio: “Siempre parecía que Logan posiblemente moriría. Dije: ‘Déjemoslo abierto, porque puede ser más poderoso para el personaje no verle morir. Me gustaba la idea de ver cómo el personaje terminaba alejándose en el horizonte al más puro estilo Sin Perdón. La carga dramática de tener que vivir con todo eso era casi más devastadora que la muerte. James Mangold estuvo siempre seguro de cómo debía terminar Logan… y tenía razón. A diferencia de un personaje humano (como era William Munny), lo más conmovedor para alguien que se cree que es indestructible es morir”. Habría sido la leche también…