Hay películas tan sumamente malas que ofenden. A pesar de que vivimos la era del videojuego, el salto al cine de estos productos no está entrando todo lo bien que debería. Grandes historias, personajes sensacionales… con semejante materia prima cualquiera pensaría que fallar es imposible. Sin embargo, las pifias se cuentan por decenas. Eso sí, pocas comparables con Alone in the Dark.
Si se puede hacer algo peor que esto, esperemos que se oculte a la humanidad durante muchos siglos. Siendo un niño, Edward Carnby (Christian Slater) tuvo una experiencia que le marcó para siempre; una prueba irrefutable de la existencia de otro mundo, siniestro y aterrador. Por ese motivo, Edward acabó convirtiéndose en investigador de lo paranormal, un detective privado especializado en casos relacionados con fenómenos supernaturales inexplicables. Ahora, el misterioso pasado de Edward está a punto de convertirse en el caso más peligroso al que se ha enfrentado jamás. De forma misteriosa, hasta 19 personas que crecieron en el mismo orfanato que él han desaparecido.
Tampoco hay que ser picajosos. Si el director es Uwe Boll, las probabilidades de encontrarnos un Ciudadano Kane son más bien limitadas. Alone in the Dark ya es mala desde antes de verla y eso tiene cierto mérito. Cuando sabes que Christian Slater va a ser el héroe de turno (en los últimos 20 años no ha hecho una buena peli. Solo le salvamos Mr. Robot) y que Tara Reid es su compañera, no se requieren más explicaciones.