Clint Eastwood debería vivir para siempre. El veterano actor y director es de esos tipos cuya mirada siempre resulta interesante, ya sea delante o detrás de las cámaras. Ambas habilidades convergían como nunca en Gran Torino, una cinta que bien podría considerarse un homenaje a lo que su figura significa.
Walt Kowalski (Clint Eastwood), un veterano de la guerra de Corea (1950-1953), es un obrero jubilado del sector del automóvil que ha enviudado recientemente. Su máxima pasión es cuidar de su más preciado tesoro: un coche Gran Torino de 1972. Es un hombre inflexible y cascarrabias, al que le cuesta trabajo asimilar los cambios que se producen a su alrededor, especialmente la llegada de multitud de inmigrantes asiáticos a su barrio. Sin embargo, las circunstancias harán que se vea obligado a replantearse sus ideas.
Cuando parecía que nuestro adorado Clint Eastwood ya lo había dicho todo ante las cámaras, Gran Torino se convertía en su enésima obra maestra. De hecho, no nos cansamos de disfrutar un filme hoy disponible por cortesía de HBO Max.