Nadie vio venir el fenómeno. Allá por el año 2008, las taquillas de Estados Unidos saltaban por los aires. Una modesta comedia titulada Crazy Rich Asians lograba amasar 175 millones de dolares con un presupuesto que no alcanzaba los 30. A ello se sumaban otros 64 a nivel internacional para un acumulado total de 239 millones de dólares. Espectacular cifra, pero parece que insuficiente como para lograr que alguna distribuidora española decidiese estrenarla en los cines de nuestro país.
Ahora, dos años después de petarlo en el resto del mundo, Crazy Rich Asians al fin está a nuestro alcance. Desde el pasado 8 de octubre, la película candidata a dos Globos de Oro está disponible en la parrilla de Netflix, corrigiendo un agravio imperdonable hacia el público español.
¿De qué va Crazy Rich Asians? La neoyorquina Rachel Chu es invitada por su novio, Nick Young, a la boda del mejor amigo de éste en Singapur. Emocionada por visitar Asia por primera vez, pero también nerviosa ya que conocería a la familia de Nick, lo que Rachel descubre es que Nick ha olvidado mencionar que no solo es el heredero de una de las familias más ricas del país, sino también uno de sus solteros más buscados. Rachel es el objetivo de los celos de toda la jóvenes de la alta sociedad de Asia y, peor aún, la propia madre de Nick desaprueba también esta relación. Si bien el dinero no puede comprar amor, definitivamente puede complicar las cosas… Adaptación del best seller de Kevin Kwan sobre tres familias ricas de China que se preparan para la boda del año.