Nos gusta tanto que a veces olvidamos sus verdaderas dimensiones. Sin lugar a dudas, Alien, el octavo pasajero es una de nuestras cintas favoritas. La joya de Ridley Scott no deja de impactarnos a pesar del paso de los años. Algo que sucede por muchas razones. Sin embargo, conviene tener presente lo que realmente ha significado el filme dentro de la historia del cine.
Si uno se pasa por el diccionario de la Real Academia Española y busca la definición de miedo, se encontrará con “perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo real o imaginario”. Cuando esa perturbación es de una intensidad superlativa, el miedo se transforma ya en terror, y si queréis una definición exacta de “terror”, no acudáis en busca de su diccionario. Recurrid a Alien, el octavo pasajero y caminad durante casi dos horas por los oscuros pasillos de la nave Nostromo, donde encontraréis, más que una definición, una tesis sobre lo que significa “terror”.
La clase magistral corre a cuenta del gran Ridley Scott. No nos referimos a ese vulgar director que nos tiene acostumbrados a pobres obras como El reino de los cielos o Prometheus, sino a aquel Ridley autor de Los duelistas, Blade Runner, Thelma & Louise y, por supuesto Alien, el octavo pasajero, lacinta por la que será eternamente recordado y obra cumbre, tanto del género terror como de la ciencia ficción. Seguramente habrá quien desprecie este filme de 1979, tachándolo de común, simplón y plagado de lugares comunes. Hay gente para todo y toda opinión merece respeto, pero quien manifieste tales cosas bien merecería caer en manos de ese Alien que da título a la cinta. Eso sí, siempre desde el respeto. No se puede perder de vista una cosa, y es que si Alien, el octavo pasajero cuenta con muchos de esos “lugares comunes” tan habituales y reconocibles dentro de las películas del género, no es por una cuestión de falta de sofisticación en el guión o en la dirección, sino porque la película marcó las normas básicas de cualquier película de terror rodada en los últimos cuarenta años.
Efectivamente, Alien, el octavo pasajero creó los “espacios” y el cine de las siguientes décadas los convirtió en “comunes”. La tensión logra agarrotar cada músculo de nuestro cuerpo mientras caminamos entre el metal, cables y humo de los pasillos de la nave. Cada pequeño ruido es como un mazazo en nuestros maltrechos nervios y decadente aplomo.
Alien, el octavo pasajero no es solo una de las mejores cintas de terror de la historia, sino una de las más grandes obras en general y uno de esos filmes que irrumpen para cambiarlo todo. El cine no se puede entender si ella.