Iba camino de convertirse en una de las estrellas más grandes de las últimas décadas, pero la intermitencia se ha vuelto la nota común en su carrera. John Travolta es uno de esos tipos con más vidas que un gato. A rachas nos encontramos con puñados de infamias cinematográficas que parecen hundir su carrera y, de repente, se saca de la manga una maravilla que nos hace recordar por qué le idolatramos. Nadie ha resucitado tantas veces como él. Pero tampoco nadie se ha dinamitado con tanta frecuencia. Y es que el protagonista de Grease o Fiebre del sábado noche vivía dos décadas plagadas de desastres desde 1978 hasta aquel glorioso 1995.
Desde Pulp Fiction parece que John Travolta tiene infinito crédito, pero lo cierto es que enlaza un patinazo tras otro. Por norma general, sus películas son bastante pobres, pero un poco menos malas que las de Nicolas Cage. Curioso que ambos coincidiesen en esa joya titulada Cara a cara. Una Canción del pasado ha cumplido ya trece años. Desde entonces, nada de nada. Su irrupción en American Crime Story y el western In a Valley of Violence hacen que no perdamos la fe.
Sea como fuere, da la sensación de que el bueno de John Travolta protagonizará una maravilla cualquier día, lo que le servirá para volver a estar en la brecha hasta caerse de nuevo. Un caso de lo más extraño el de el viejo John.