Un niño que pertenece a una tribu primitiva graba en su memoria los rostros de los guerreros que han exterminado a su familia y a él lo han vendido a unos mercaderes de esclavos. Años después, el joven se ha convertido en un forzudo y valiente guerrero.
La leyenda arrancaba en 1982. Pocos podían imaginar que aquella inmensa masa de músculos iba a convertirse en una de las mayores estrellas de la historia del cine. Arnold Schwarzenegger, un austriaco de apellido impronunciable se convertía en el rostro de carne y hueso en la adaptación del cómic de Robert E. Howard, Conan, el Bárbaro. Las legiones de fans de las viñetas se disparaban con la primera película y no dejaban de crecer a base de secuelas y remakes. Un camino que tiene nueva parada gracias a Netflix.
Efectivamente, la plataforma de streaming se ha hecho con los derechos de los cómics, con la intención de acercarnos a una nueva Conan. De hecho, los planes pasan por el desarrollo de una serie, películas e incluso ficciones animadas. En Netflix están seguros de que la cosa puede dar para mucho y empezarán a dejarlo claro muy pronto.