El Joel Schumacher anterior a las películas de Batman era un tipo enorme. De hecho, las películas del Hombre Murciélago resultaron una penalización demasiado severa para un director que se ganaba a pulso nuestro respeto en decenas de trabajos y que terminaba como una de las víctimas del horrible 2020. Nunca se le hizo justicia a unas cuantas grandes películas y siempre se dotó de más valor del necesario sus patinazos en Batman.
Así, hoy nos hemos visto en la obligación de recordar una de sus mejores películas. Una joya olvidada de los 90 y titulada Un Día de Furia (1993).
Bill Foster (Michael Douglas) es un ciudadano común y corriente que vive inmerso en su tranquila rutina hasta que un día, cansado del peso del entorno y de la crisis humana de la sociedad, decide reaccionar de forma violenta contra todo. Una especie de Breaking Bad en un día que podríamos ver mil veces, pero que no ha sobrevivido entre el gran público como cabría esperar.
Sea como fuere, Un Día de Furia es una película que nunca decepciona. Maravilla para recuperar por muchos y para descubrir por vez primera por hordas de jóvenes cinéfilos.
esta muy buena esa película,