Tenía 43 años y empezaba a vislumbrarse el momento más dulce de su carrera. El pasado mes de agosto, todos quedábamos noqueados al conocer la triste noticia de la muerte de Chadwick Boseman. El actor fallecía tras más de cuatro años de una lucha contra el cáncer que siempre mantuvo en su más estricta intimidad. Un auténtico golpe en el mentón.
Pese a que su papel de Black Panther dentro del universo cinematográfico de Marvel era lo que disparaba su popularidad, la sensación generalizada tras su pérdida era la de que nos dejaba un grandísimo intérprete llamado a hacer grandes cosas. Algo que queda de manifiesto con La Madre del Blues.
Cuando Ma Rainey, la “Reina del Blues”, graba su nuevo disco en un estudio de Chicago en 1927, se disparan las tensiones entre ella, su agente, su productor y sus compañeros de banda.
La película, ya disponible en Netflix, no se puede decir que sea una barbaridad. Eso sí, el trabajo de Chadwick Boseman resulta arrollador. De hecho, los primeros premios de la temporada ya le han convertido en el gran favorito para lograr el Oscar de forma póstuma. Sin lugar a dudas, sería un galardón merecido y un sensacional homenaje.