Es absolutamente terrible. Si pensamos en la figura de Britney Spears, a casi todos nos vendrá a la mente la que fuese una jovencita que, allá por 1998, consiguiese vender millones de discos. Tenía encanto, uno de los álbumes más vendidos de la historia y, para todos, estaba llamada a ser la nueva reina del pop. Sin embargo, todo se vino abajo.
Su ascenso fue un fenómeno global. Su caída fue un deporte nacional cruel. La gente cercana a Britney Spears y los abogados relacionados con su patrimonio hablan de su carrera, mientras ella lucha contra su padre en los tribunales para decidir quién controla su vida. Y es que, en menos de una década, Spears pasaba de gran estrella a incluso estar tutelada por su padre. Encerrada en casa y sin poder tomar decisiones sobre su vida, Framing Britney Spears es el documental que ha venido a poner las cosas en su sitio.
The New York Times ha tenido la responsabilidad del lanzamiento de una pieza enorme. En la misma se muestra como la rentabilidad de Britney Spears fue descomunal como estrella musical, pero que también muchos se lucraron a lo bestia destruyendo esa figura. No es que Spears fuese un desastre, sino que decidieron convertirla en ello para exprimirla por una vía distinta a la esperada.
Hoy, Britney Spears lucha por deshacerse del tutelaje de un padre con una moralidad dudosa en lo que al trato a su hija se refiere. Así, Framing Britney Spears sirve para demostrarnos lo cruel que puede ser una sociedad. Imprescindible.