Nadie podía imaginar que iba a ser un éxito tan arrollador. Los Bridgerton comienza en 1813 en Londres con Daphne Bridgerton (Phoebe Dynevor), la hija mayor de la poderosa familia Bridgerton, en su debut en el competitivo mercado matrimonial de la Regencia londinense. Con el ánimo de seguir los pasos de sus padres y encontrar el verdadero amor, las perspectivas de Daphne parecen inicialmente esperanzadoras. Pero todo empieza a desmoronarse cuando sale a la luz un diario repleto de escándalos sobre la alta sociedad escrito por la misteriosa Lady Whistledown que lanza calumnias sobre Daphne. La entrada en escena del rebelde Duque de Hastings (Regé-Jean Page), el soltero más deseado de la temporada, supone una válvula de escape para ambos, cuando deciden aliarse en una creciente batalla de ingenio para eludir las expectativas sociales sobre su futuro.
A pesar de nacer con la intención de ofrecernos una única temporada, el exitazo inesperado provocaba que Netflix le diese luz verde a una nueva tanda de episodios. Algo de lo más normal, ya que el fenómeno de Los Bridgerton ha sido de tal calibre que ya es la serie más vista de la historia de Netflix.
Los datos san apabullantes: 82 millones de reproducciones en su primer mes. De esta forma, la serie superaba en 6 millones el récord anterior, marcado por The Witcher. Y es que tiene toda la pinta de que el fenómeno de Los Bridgerton no ha hecho más que empezar.